martes, 19 de octubre de 2010

El clásico de Europa

   Corría la primavera de 1989 -mi sexta primavera- y yo disfrutaba del juego de la quinta del buitre. Eran los herederos del Madrid de las remontadas de Juanito y Santillana, un equipo que hacía gozar a la retina. Sanchís y Gallego atrás. Gordillo, con sus medias bajadas, subiendo la banda izquierda una y otra vez. Los centros de Míchel. La clase de Martín Vázquez y Schuster. Y por supuesto la categoría de Hugo Sánchez, mi primer ídolo. Nunca entenderé por qué se conoce a esta mitificada generación como "el madrid de la quinta del Buitre", Butragueño me parecía el peor de todos.

Era un equipo sensacional, digno de las alabanzas que todavía hoy recibe. En la competición doméstica arrasaban pero habían tenido mala suerte en Europa hasta ese año. No tengo recuerdo visual de una eliminación que sufrieron contra el PSV pero siempre oí hablar mucho de ella. El caso es que ese año la Copa de Europa no se podía escapar, el Madrid era el claro favorito y se plantó en semifinales con solvencia. Allí esperaba el Milan de Arrigo Sacchi que se había clasificado con más pena que gloria en las eliminatorias anteriores. Pero ahí estaban.

   Llegó la hora de la verdad. En el partido de ida del Bernabéu empataron a uno. El Madrid seguía siendo favorito, pero en San Siro explotó el equipo que revolucionó el fútbol moderno. Sacchi había forjado una escuadra que funcionaba como un reloj suizo. Era algo que no se había visto nunca. Defendían en zona, achicando espacios, basculando, presionando en bloque, adelantando la defensa para provocar el fuera de juego, etc. Tácticamente perfecto y con varios judadores de un talento indescriptible. Una alineación que todavía hoy recordamos de carrerilla. La defensa liderada por il capitano Franco Baresi. Un joven Maldini -que a sus 20 años parecía un veteranísimo- se merendó a Míchel. Ancelotti, Donadoni y sobre todo los tres tulipanes -recién coronados campeones de la Eurocopa- ponían el talento creativo y la finalización. Siempre había pensado que nadie podía ser ni la mitad de bueno que Hugo Sánchez hasta que vi a Marco Van Basten. Descomunal. Al descanso iban 3-0 y la cosa acabó en un 5-0 inapelable y una demostración de fútbol total. El resultado trajo consigo muchas consecuencias. De un lado teníamos al Madrid, hundido y viendo como el tren de levantar la orejona se esfumaba una vez más. Pero esta vez no era como las anteriores. Era más desesperante aún porque al otro lado se vislumbraba un equipo que marcaría una época. El Milan de Sacchi y posteriormente de Capello. Un equipo de los que quedarán marcados a fuego en la historia de este deporte. Un antes y un después en el fútbol. La pizarra comenzó a ser importante a partir de la dinastía del equipo italiano, aquel equipo que llegó a superar la miticidad de la quinta del Buitre dejando a estos en la más absoluta de las ignominias. En la final también arrasaron, 4-0 al Steaua.

   Ahora está en decadencia y repleto de jugadores indisciplinados y egoístas. Pero el Milan siempre será leyenda, como el Madrid. El equipo que marcó la senda exitosa de las escuadras italianas durante dos décadas. .
    Mañana se libra una batalla más del derby de Europa pero ninguna me hará olvidar aquella tarde de abril del 89 en la que derramé mis primeras lágrimas por este deporte. La primera vez que sentí en mis carnes la impotencia y la ira de una eliminación europea con todo a favor.

http://www.youtube.com/watch?v=pwx-K5UUnBQ

miércoles, 13 de octubre de 2010

Expediente X

Se suele decir que el halago debilita, pero esta selección demuestra cada vez que salta al campo que esa película no va con ellos. Estos escoceses no son como William Wallace y su séquito. Son aguerridos y despiadados cuando hay un balón dividido pero recibieron a la rojigualda en una alfombra roja. Porque el césped de anoche era un tapete de billar, idóneo para que los nuestros llevaran a cabo eso que tanto nos gusta, tocar y tocar.

Era el partido para Javi Hernández pero se quedó en casa porque no podía más ....en OCTUBRE!!!!! Que cada palo sujete su vela. El tema es que anoche nos habría encantado verle con la batuta en ese fastuoso escenario creado para que él dirigiera la orquesta. Por suerte para nuestra merced ahí estaba el otro Javi, también con X y también con un don. El don de ilustrar a sus compañeros con su catecismo de fútbol y ya de paso deleitar a los espectadores.

En la previa se barruntaba un partido físico con la presencia de Llorente en el once. Pero Del Bosque, poco amigo de las conjeturas, decidió mantener el estilo que nos ha hecho únicos. El resto ya lo saben si vieron el encuentro. Un equipo de salvajes escoceses buscando la libertad y otro equipo ofreciendo la clemencia. La clemencia llegó con el 2-2, injustísimo. Pero esta selección, además de enamorar con su juego, gana siempre. Salió el que se suponía iba a ser el hombre del partido para ser uno más de la orquesta y sentenciar la batalla.Era el premio a un equipo que había hecho todo para ganar y a un jugadorazo en estado de gracia.

Pero el hombre del partido no fue el rey león en esta ocasión. Todos estuvieron a gran altura. Silva, Iniesta, Cazorlita, Sergio Busquets....pero el mejor cuando juegan los nuestros suele ser el que dirige el cotarro. Normalmente es Xavi, anoche fue Xabi. Qué magnánima eXhibición del tolosarra!!! Perfecto en todas las facetas del juego. Sublime en la contención, perfecto en la colocación y mejor aún en la elaboración. Está realizando una gran campaña en el Madrid pero en la selección es donde aflora la plenitud de su talento. Talento con talento, talento a la enésima. Es lo que le pasa a estos jugones cuando se juntan. Hacen que todo parezca sencillo. Al final no hubo clemencia.

Recuérdenlo, el juego de eXpaÑa se eXcribe con X.

miércoles, 6 de octubre de 2010

De profesión: antihéroes




Se dice de Mestalla que nunca falla porque sus gradas siempre están pobladas sea cual sea el rival. Habría que adaptar la frase porque los valencianistas no faltan pero sí que fallan, especialmente en lo que atañe a entrenadores.

La delgada línea entre la inconformidad y la intransigencia es muy peligrosa y la parroquia valenciana la cruza a las primeras de cambio. En la última década ha gozado de entrenadores a los que he admirado y que han otorgado a esta entidad la vitola de club grande. Todos ellos incomprendidos por la grada.

El primero de ellos fue Héctor Cúper. Venía avalado por sus grandes campañas en el Mallorca, al que hizo finalista de la Copa del Rey y de la extinta Recopa de Europa entre otros éxitos. Pero su éxito se acrecentó en la ciudad del Turia. Fue el que sentó las bases de la actual identidad del club. Creó un Valencia muy sólido y aguerrido. Había buenos jugadores pero otros muchos resultaron mediocres cuando se apartaron del entrenador argentino.
La historia nunca se acuerda de los segundos pero estoy seguro de que nadie olvidará aquellas dos finales consecutivas de Copa de Europa (2000 y 2001). En la de 2000, en París, se le llegó a declarar favorito para el título tras haber aplastado al Barcelona en semifinales. Pero el escudo del Madrid pesó mucho. En la segunda, la mala suerte se cebó con ellos en la lotería de los penalties. A pesar de estos éxitos la afición, que parece ser que escuchaban a De la Morena (detractor acérrimo del argentino), pitaba a Cúper al que se tildó de ultradefensivo. Sea como fuere el éxito fue rotundo.

Después llegó Rafa Benítez. A su llegada fue cuestionadísimo pero el madrileño supo aprovechar la herencia dejada por Cúper para hacer un Valencia más grande aún. Capitaneados por jugadores sensacionales pero con mala prensa. Ayala, Albelda, Carboni, Marchena... Al igual que con Cúper el juego de los ches se cimentaba en la defensa y en la disciplina. Era un ejército perfectamente estructurado. Bajo las órdenes del comandante Benítez fueron el azote de los galácticos. Consiguieron 2 títulos de liga y una UEFA durante el primer mandato de Florentino Pérez. Pero la historia se repetía e incomprensiblemente tampoco existió quórum con este magnífico estratega. Benítez dejó huella pero salió por la puerta de atrás para entrar por la puerta grande de Anfield Road.

El tercer caso entrenador maltratado por prensa y afición fue Quique Sánchez Flores, uno de los mejores técnicos de la actualidad. Comandó la transición que supuso el cambio generacional y metió al equipo en champions durante 2 años consecutivos. Tenía mejores jugadores que sus predecesores pero también cumplió con creces en el cargo. Denostado por la grada y con el "Quique vete ya" como nuevo himno en la ciudad de las naranjas tuvo que dejar el cargo. Tras su destitución el club ha vivido una crisis social, económica y deportiva a pesar de contar con 2 o 3 de los mejores jugadores de su historia, que consiguieron una copa del rey en 2008 a pesar de la que lió Koeman.

Para calmar la tempestad llegó Soriano a la presidencia y con él Emery. Otro estratega. En su primer año cumplió y el año pasado ganó "su liga". Se puede decir que quedaron primeros de una liga de 18 porque lo de Madrid y BarSa no entra dentro de la normalidad. Una vez más "entrenador ninot". Si les hubieran dejado, los aficionados le habrían quemado en las fallas. Por suerte para el Valencia ahora cuentan con un presidente cabal, Llorente, que ha sabido ignorar lo que dicen cuatro iluminados. Es muy difícil superar los éxitos cosechados en la década pasada y más aún con la deplorable situación de las arcas valencianistas pero Unai es uno de esos entrenadores capaces de hacerlo. Le han desmantelado el equipo pero ahí está.
Ha conseguido que Albelda vuelva a ser el jefe y si Albelda es el jefe el Valencia funciona. Me parece parece injustísimo el trato vejatorio que recibe este pedazo de profesional por parte de la prensa (la madrileña en general, la prisaica en particular). Tiene casta, liderazgo, rigor táctico, intangibles. Es un ejemplo de capitán, aunque no luzca brazalete.

Se podría decir que el Valencia es un equipo que sabe elegir entrenadores pero que no sabe aprovecharlos. La mayor virtud de un entrenador es sacar lo mejor de sus jugadores, sobre todo de los que están limitados. Ahí reside el éxito de los técnicos aquí citados . Cúper lo hizo con Farinós y Gerard; Benítez con Mista o con Kuyt en el Liverpool; y ahora Emery lo está haciendo con jugadores de perfil medio como Mathieu, Aduriz o Banega. Lástima que no todos lo sepan ver.

Podrá gustar más o menos los métodos de estos entrenadores, pero todos cumplen con los objetivos marcados. Harían bien en Valencia si dejaran de creerse el Madrid o el Barsa. Y harán bien en un futuro si no pitan a Albelda cuando sea entrenador del Valencia, porque algún día lo será y de los buenos.