lunes, 24 de octubre de 2011

El torero del mechón



Los primeros recuerdos que tengo de Antoñete son de una voz ajada y marchita que sintetizaba las tardes de San Isidro en pocas palabras. En aquellos tiempos, no teníamos las facilidades de ahora para encontrar vídeos, por tanto, las referencias que tenía sobre su toreo eran escasas. Entonces, llegó Junio del 98 y el maestro se enfundó su característico lila y oro para ejercer todo un catecismo de toreo de pata negra. Solía decir Chenel que "el toreo es de alante a atrás y de arriba a abajo", pues ese día hizo gala de su doctrina para enardecer al tendido venteño. Los olés crujían, olés rotos, rotos como la oscuridad de su voz, rotos como sus pulmones deteriorados. Esos olés que Antoñete arrancaba con la rotundidad de su toreo añejo y sencillo, tan añejo como las 66 primaveras que por entonces le contemplaban y las miles de cajetillas que resquebrajaban su voz. 

Años después, conseguí ver la faena de la que tanto había oído hablar, la que encumbró a Antoñete como figura del toreo. Chenel y "Atrevido" -el toro sabanero de Osborne- bailaron una sinfonía que quedó marcada a fuego para la historia del toreo, una sinfonía en blanco y negro que, rememorándola estos días, sigue poniendo el vello de punta. Es una pintura la manera de citar y de componer la figura, dando el pecho, cruzado, la pata alante, unidos al empaque y el arte del torero más castizo de Madrid. El valor y el arte elevados a la enésima potencia en lo que fue la opera prima del torero del mechón.

El resto de su carrera tuvo luces y sombras, idas y venidas. Alternaba años en activo con retiradas. En sus últimas venidas regaló al aficionado muestras de su indiscutible arte pero su estado físico y edad no eran los óptimos para hacerlo muy a menudo. La alopecia nos había arrebatado el mechón del torero pero nadie nos robará al torero del mechón, uno de los máximos exponente de la pureza del toreo clásico. 

Será complicado y muy triste poner a Molés cada domingo y no oírle decir "desde el módulo de Navalagamella, Maestro Chenel, buenas noches". Muchas veces me he dormido escuchando su voz, con la paz interior que daba escuchar al maestro. Su voz se quebró para siempre, su toreo lila y oro lucirá en la eternidad.


Vídeos adjuntos:
Antoñete en las Ventas 1998 (última tarde en las Ventas, su plaza)

Soneto de Sabina a Antoñete por su última tarde en las Ventas
http://www.joaquinsabina.net/2010/09/25/al-maestro-antonete/

Antoñete y Romerito (entrañable relato)
Antoñete y su amigo Romerito


sábado, 27 de agosto de 2011

Mucho arroz pa` tan poco pollo



Se acercaban las siete y media de la tarde, hora del festejo, y el asfixiante calor no daba tregua. Los "aficionados" que abarrotaban los aledaños hacían que la sensación térmica fuera aún mayor. Comenzó el paseíllo con todas las miradas puestas en un ente de piedra vestido de berenjena y oro

Asistí al festejo con mucho optimismo porque sabía que iba a ver la verdad del toreo, y así fue. Pero mi ánimo salió bastante tocado al salir de la plaza por el espectáculo grotesco que me acompañó en la grada durante toda la tarde. 

Abría plaza Víctor Puerto (de carmín y oro), torero de la tierra. No puedo decir nada sobre el valor del torero pero sí sobre su dignidad como tal. Una cornada, cinco días atrás, le había dejado fuera del cartel. Pero el matador, consciente de la repercusión mediática de la tarde, quiso ser profeta en su tierra. Ni con el populacho a favor pudo Víctor Puerto superar las adversidades. Primero, la merma física que suponía la cornada y, en segundo lugar, sus limitaciones como torero. Con mal pie comenzó el manchego, brindando al público asistente un toro cojo. El ignorante pueblo se lo agradeció con una sonora ovación. Ni un muletazo le dio. Es más, ni tuvo arrestos para entrar a matar, por la cojera del toro. EL puntillero se deshizo del cornúpeta tras varios intentos fallidos. 
El cuarto fue el mejor de los seis. Y, desgraciadamente, le tocó en suerte a Víctor Puerto. Humilló desde los primeros lances en la capa. No se entregó en el caballo pero en la muleta volvió a meter la cara en la obtusa muleta del matador. La nobleza del animal le permitió torear a placer y tras pegar pases a troche y moche salió reforzado de una tarde en la que no tenía nada que perder. Sus limitaciones artísticas no le restan un ápice de valor, pero soy de los que piensan que, para saltar al ruedo, hay que estar en condiciones físicas óptimas, aunque la gente haya pagado para ver a otro.

Y ese otro por el que la gente pagó dio constancia de la pureza del toreo sin trampa ni cartón. Citando de frente, desde el pitón contrario y con la muleta bien alante. Pero la plaza de Ciudad Real no fue más que un fiel reflejo del nihilismo que invade nuestra sociedad. La gente aplaudía todo por igual, porque sabían que el que lidiaba era un mito viviente del toreo. Pero no distinguían entre churras y merinas. Tras dos tandas por el pitón derecho vino lo bueno. Una magistral serie de naturales. Templadísimo José Tomás, haciendo alarde de sus prodigiosas muñecas. Un canto al toreo auténtico que fue recibido con la misma intensidad que el resto de la tarde por la parroquia. Como si nada excepcional hubiera hecho el de Galapagar. Siguió José Tomás al natural, arrancando otra bonita tanda. Pero el toro metía menos la cara. No mató bien y paseó un apéndice por un ruedo que sabía que algo había hecho bien. Era José Tomás
En quinto lugar salió un jabonero feísimo. Y fue tan malo como feo. Nada pudo hacer José Tomás. Acortó distancias y en esas salió algún iluminado delante de mí diciendo "ese sí es José Tomás". Mientras daba otro tiento a su garrafa de calimocho y pasaba el canuto a su cuadrilla. Había visto muchas cosas en una plaza pero nunca gente fumando porros, entre ellos una embarazada.
César Jiménez volvió a dar muestra de su excelente puesta en escena. El torero con más pinta de torero del escalafón. Precioso vestido rosa y plata, más aún envolviendo la primorosa figura del fuenlabreño. Puro artificio que adornan su condición de pegapases. Bailó con dos nobles ejemplares que le permitieron abrir la puerta grande. Cumplió el diestro con dos faenas aseadas, sin más. En el transcurso de la faena al sexto volví a ver cosas inéditas para mí en una plaza. Tras una tanda de despegados derechazos, uno de los compañeros que antes he mencionado, se puso en pie y, litro en mano, gritó "eres un máquina César". Sí, un máquina. Había oído muchos vítores a toreros pero "¿un máquina?".  No sé si por ignorancia o por su estado de embriaguez se levantó en otro arrebato y dijo "mejor que José Tomás"

Sensaciones encontradas. Satisfecho porque la tanda de naturales de José Tomás al segundo de la tarde vale más que el abono entero. Y decepcionado con el comportamiento de la grada. Como decimos por mi tierra "mucho arroz pa` tan poco pollo". La empresa de Ciudad Real lleva años componiendo buenos carteles, con figuras y buenas ganaderías. Pero no es culpable del desconocimiento de los pseudoaficionados y mucho menos de la mala educación de éstos. La crisis no sólo es económica, también de valores. 

jueves, 19 de mayo de 2011

El pueblo de Madrid



Volvía Cuvillo. Polémica con el ganado en los días previos. El desastre del pasado domingo trajo consigo reproches al hierro gaditano, a la empresa, a Morante, a Curro Vázquez...¿Culpables de lo del otro día? Todos los mencionados anteriormente. La empresa tenía que excusarse y dejó sin lidia a dos de los cuvillos de esta tarde, remendados con toros de Ortigao Costa

Al problema del ganado se le unió el peor enemigo de la fiesta. El "aire" de Madrid. Porque en una plaza de toros no hay viento, hace "aire" y en el coso de la plaza de Alcalá sopla con más fuerza que en cualquier otro sitio. 

Con esas, intentó el Juli -de verde botella y oro- poderle a su primero. Pero el de Ortigao Costa cantó pronto la gallina. Protestado Julián por los de siempre. Quizá querían que hiciera el milagro de los panes y los peces. 
El cuarto tuvo clase en el último tercio y humilló por el pitón derecho. Juli bajó la mano hasta el subsuelo, arrastrando la franela. Dos tandas muy meritorias, perfectas en su ejecución, muy en redondo. Un milagro con el aire reinante. A partir de ahí la cosa vino a menos y se sucedieron los enganchones. Juli fulminó al cuvillo y cortó una oreja muy barata.

Castella -de carmín y oro- muy en Castella. El torero, al que más orejas han regalado y que más toros buenos ha desperdiciado en esta plaza, volvió a estar por debajo de su lote, sobre todo con el quinto. El sobrero, de Carmen Segovia, no fue un prodigio pero se dejó llevar. El francés no estuvo a la altura. Con la capa realizó un original quite, alternando chicuelinas con tafalleras. Ese fue su paupérrimo bagaje. Esta vez tiene la coartada del aire.

EL precioso vestido nazareno y oro brillaba con luz propia en la esbelta figura de Manzanares. El público le esperaba con ganas y en ambas faenas se respetó al diestro con un silencio desconocido en las Ventas. Que sólo surge cuando hay mucho respeto. 
El tercero, muy feo, también humilló. De no ser por el aire, habríamos visto a Manzanares, pero la muleta bailaba por su cuenta. Lo despachó con una gran estocada, como siempre.
Tras el quinto, el cielo soltó lastre. El chaparrón hizo que el aire diera un respiro al alicantino, que comenzó el último tercio con tres grandes tandas por el excelente pitón derecho del sexto de la tarde. Manzanares insistió por el derecho y ahí estuvo su error. Dio una cuarta tanda por el derecho. Cuando quiso echársela a la izquierda, se había quedado sin toro. Y la faena dejó de tener importancia. No consiguió dar un natural de entidad y, en el intento, el ejemplar le dio una voltereta y dejó a José Mari en el suelo, a su merced. La nobleza del astado, que no quiso ensañarse, salvó al torero. Culminó su tarde con la estocada de la feria y de muchas ferias. La oreja era merecida. Pero la plaza, tal vez sobrecogida por ver rodando por el albero a un torero que no suele ser cogido, o tal vez por un estado de enajenación mental transitoria, pidió con mucha fuerza la segunda oreja. El presidente convirtió la plaza más importante del mundo en una plaza de pueblo y regaló la segunda a José Mari
Manzanares estuvo bien, pero comparar su faena a la de Talavante ayer me parece una aberración al prestigio de esta plaza.
No quiero olvidarme una tarde de la mejor cuadrilla del escalafón. Sensacionales una tarde más. Que bien rodeado está Manzanares. Con toreros de plata así, da gusto.


miércoles, 18 de mayo de 2011

De Talavante y Oro


Hoy daba comienzo la semana de las, presumiblemente, figuras. Entre lo mal que está el ganado y peor que están las figuras, no había mucho optimismo. Pero ahí estaban los toros del Ventorrillo -divisa verdiblanca- para poner a las figuras en su sitio. Hubo tres ejemplares bastante buenos, encastados e incluso brotes de bravura en alguno de ellos. Y de los otros tres hubo alguno potable. 

Abría plaza el Cid -de azul noche y oro- torero de Madrid por excelencia, venido a menos. Tan oscuro como su vestido estuvo el de Salteras. Han pasado tres años desde la última vez que vimos a el Cid torear de verdad. El año pasado recuperó un poco el sitio, pero fue un espejismo. No quiero olvidar todo lo grande que ha hecho uno de los mejores toreros que he visto, especialmente en plazas de verdad y con toros de verdad, pero a Manuel Jesús se le está acabando el crédito. Está fuera de sitio y lo demostró en su primer toro. Un toro que fue de menos a más y tras el tercio de banderillas humilló muy de verdad. El Cid se descompuso ante la embestida encastada del animal y dio constancia de su bajo estado de forma. El toro le ganó la batalla.
Con el cuarto tampoco estuvo bien con un toro escaso de fuerza, pero noblote. El foro venteño dictó sentencia, pulgar hacia abajo y pitos para el Cid, que hace demasiado tiempo que no campea por la que fue su plaza.

Perera -de grana y oro- es otro que lleva 3 años sin estar a la altura en Madrid. Un torero que conquistó esta plaza por su concepto, muy de Madrid. Toreo cruzado, sin ventajismos, toreo de valor y mano muy baja. La tarde épica e inolvidable de aquella feria de Otoño de 2008 puso freno a un figurón del toreo, que lleva todo este tiempo pasando de puntillas por las grandes plazas. Con el segundo de la tarde estuvo aseadito, sin más. Sin apostar un ápice, sin hambre. El ventorrillo dio muestras de bravura pero Perera se limitó a cumplir. Gran tercio de banderillas y mejor el de varas. El público venteño ovacionó al picador, que estuvo soberbio. 
El "no hay quinto malo", en esta ocasión, no se cumplió. El colorao, feo con ganas, no tuvo fuerza y el extremeño no pudo hacer nada con él. Tuvo el peor lote pero hay que venir con más ganas a Madrid.

Las facultades de Talavante para el toreo son inversamente proporcionales a su criterio para elegir vestido. Cuando no es un blanco y plata es un lila y oro, y viceversa. De vez en cuando sorprende con algún verde, nada agraciado. Vestir bien es importante, pero si vas a torear como Alejandro al natural...¡qué más da!. Hoy tocaba lila y oro, ese lila y oro que Alejandro denomina "Chenel y oro" por ser el preferido del maestro Antoñete. De lila y oro dio gloria al pueblo madrileño Chenel, recuerdo su última gran tarde aquí en el año 98, majestuoso al natural. Talavante sigue su estela. De lila y oro dio aquel eterno natural en la Maestranza en su año de debut, de lila y oro conquistó a la Pilarica en una gran tarde en Zaragoza, y de lila y oro estuvo sensacional en un Otoño madrileño
Salió con ganas Alejandro, que quitó por gaoneras al toro de Perera pero el toreo se hizo en el tercero de la tarde. 
El maestro Andrés Calamaro -presente ayer en la plaza- escribió la brillante "el tercio de los sueños" hace más de una década. Aquella tarde resultó distinta a cualquier otro San Isidro, decía la canción. Pues eso pensaría ayer el genio argentino cuando vio a Talavante -de Chenel y oro- bordar el toreo al natural como muy pocos han hecho en esta plaza. Fue el tercio que había soñado Calamaro. Cada natural era mejor que el anterior, por abajo, metiendo el toro hacia dentro. Una tanda tras otra, el ventorrillo seguía el trapo con codiciaAlejandro estaba roto, roto de placer, roto de inspiración. La izquierda de Chenel, la izquierda de José Tomás. la izquierda de El Cid y ahora, también, la izquierda de Talavante. El epílogo de la faena fue un arrimón muy tomasista, arrimón sin engaños, todavía con toro. Manoletinas ceñidísimas, en una de ellas a punto de ser cogido, tensión en los tendidos. Finalizó con bellísimos remates por abajo, muy toreros. El salpicado ventorrillo, entregado a la muleta de Alejandro, no pidió clemencia en ningún momento. Con el último pase de pecho, el extremeño explotó con un grito de raza y se fue a por el estoque. El estoconazo , recibiendo, fue la guinda a la ópera prima de Talavante. Cervato, cayó fulminado y la parroquia, entregada a Talavante, le otorgó las dos orejas que le daban la Puerta Grande por segunda vez desde que es matador.
En el sexto estuvo muy por encima del astado. La sosería del toro no transmitió y Talavante estuvo firme porque no se podía estar de otra forma. Hubo algún natural bello en su trazada pero supo a poco después de los ejecutados en la cara de Cervato. Todavía había algún imbécil, del 6 -contagiados por el 7- o del 7, que se atrevía a decirle al torero como colocarse. Vergonzoso. La puerta grande ya estaba abierta de par en par, para que Alejandro pasera en hombros su lila y oro, otrora Chenel y oro. Desde hoy y para la historia, Talavante y oro.

Vídeos adjuntos:
De Talavante y oro
De Chenel y oro
Andrés Calamaro - El tercio de los sueños

sábado, 14 de mayo de 2011

Manzanares-Maestranza, hasta que la muerte os separe




Feria tardía y muchas esperanzas puestas en el ciclo sevillano. Pero las esperanzas se fueron por la borda una tarde tras otra. Hasta la cuarta de feria no habíamos visto nada de nada. Llegó la victorinada y el prestigio de este hierro siguió con su caída libre. Es la primera vez que veo victorinos doblar las manos. Al menos ninguno de los ejemplares abrió la boca en toda la tarde. El sexto fue un noble ejemplar y Salvador Cortés dio buena muestra de como se torea al natural. Vuelta al ruedo fue su premio porque el Victorino no tuvo fuerza para más.

Tras los victorinos llegó Garcigrande, y como buenos juampedros destacaron por su nobleza y poca fuerza. Lo peor le tocó a Ponce, que no tiene suerte en esta plaza. Y lo mejor a Cayetano, que tiene mucha suerte pero no sabe aprovecharla.
Juli anduvo firme con su lote, muy poderoso, como de costumbre. Su primero se dejó mucho y eso, en unas manos como la de Julián, es triunfo seguro, más aún en una plaza tan generosa como la sevillana. Cuando parecía que el toro se rajaba, el Juli mostró su prodigiosa técnica para seguir toreando al caramelo que le había caído en suerte. 2 orejas, demasiado premio para una plaza de primera. En su segundo el de Velilla realizó una faena de aliño, nuevo regalo de la plaza a Julián, que paseó su grana y oro por la Puerta del Príncipe porque la gente se empeñó desde un principio. El Juli bien, por encima de los toros y de la benévola afición.

Y si generosa fue la gente con el Juli, más aún lo fueron con Núñez del Cuvillo al día siguiente.
Cartel de toreros artistas y Julio Aparicio tiñó el arte de rosa y azul -los colores de su capote- con unas verónicas llenas de duende. El toro también era artista y Morante lo aprovechó para hacer el quite de la feria. El de la Puebla volvió a hacer una oda a la verónica. El silencio maestrante se fue resquebrajando con cada verónica del artista, los decibelios iban aumentando con cada olé. Tras la tercera verónica algún aficionado se ponía ya en pie y el clímax llegó con la media verónica con la que remató al cuvillo. Luego, Morante no tuvo suerte con su lote y se fue de vacío. Aparicio toreó bien de capote pero en el último tercio quedó retratado, estando por debajo de dos buenos cuvillos. Aún así toreros como Julito son necesarios. Aportan algo diferente, algo innato e inexplicable, algo que les brota del alma. Una especie en extinción en tiempos de pegapases y toreo ventajista.

Con estos dos artistas disfrutamos de un toreo de capa ancestral, con sabor añejo. Toreo puro, toreo de Sevilla. Entonces apareció el novio de la Maestranza para alargar el idilio con esta plaza y sellar una alianza eterna, porque esta faena será eternamente recordada. Desde el comienzo de faena hubo química entre el astado y el turquesa y oro de Manzanares. Ambos se fundieron en una faena llena de estética, Manzanares se rompió y toreó más despacio que nunca. La plaza patas arriba, la gente enloquecida, hipnotizada por la escultural figura de su niño bonito, bailando de puntillas con la noble bestia. El toro embistió con una clase y nobleza fuera de lo común, iba al engaño una y otra vez, hipnotizado, como todos, por la muleta de Jose Mari. Hubo de todo y todo preciosista, derechazos largos y templados, toreo al natural del caro, remates majestuosos, cambios de mano por alante, cambios de mano por atrás, pase de las flores, molinetes, pases de pecho infinitos,... todo ello improvisado, fruto de la inspiración. Bendita inspiración.
Hace un par de semanas, tras el Domingo de Resurrección, plasmé en este escaparate que echaba de menos al Manzanares figura, el Manzanares del empaque, al Manzanares artista, también critiqué que no se cruzara. Pues el alicantino dio muestras ayer de que es un torero aún mejor del que yo echaba de menos y aunó, en uno solo, un toreo artista con un toreo de poder, de mando, de técnica. Tras esta faena se caen los argumentos a aquellos que le solemos recriminar que no se cruza en exceso. Toreando así puede colocarse donde le salga de la taleguilla.
Mi único reproche, al palco. Arrojado, que así se llama el toro, fue sensacional, de gran clase y pastueño, pero el indulto fue excesivo. En el tercio de varas no quiso ni ver al caballo. Por otra parte, el premio a Manzanares se quedó corto. Vale que el toro era un dulce pero en un pegapases del montón -véase Castella o Tejela- este ejemplar no habría tenido el temple que tuvo. La faena es de dos orejas en condiciones normales, pero como está el listón en Sevilla, es un rabo como la Torre del Oro. 
Dio igual porque Manzanares volvió a hacer el toreo en su sexto -también de buena condición- y también lo desorejó. La faena fue buena pero después de la anterior supo a menos. Puerta del Príncipe merecidísima para un Manzanares cumbre.
No quiero olvidarme de la grandísima actuación de la mejor cuadrilla del escalafón, la de Manzanares, en especial Trujillo y Curro Javier.
Fue más que emotiva la salida a hombros del artista por la Puerta del Príncipe. La estampa de jóvenes enloquecidos queriendo llevar al torero en hombros hacen que tantas tardes de sopor y mansedumbre merezcan la pena.

Vídeos adjuntos:
Faena Manzanares
Quite Morante

martes, 26 de abril de 2011

Tarde de expectación, tarde de chaparrón

El Domingo de Resurrección, día más importante de la temporada en el coso maestrante, amanecía entre nubes y claros. La tarde era más lúgrube conforme avanzaban los minutos y el sentir general en los aledaños de la plaza era de que iba a jarrear. Y así fue.

Cartel de lujo, muy del gusto de Sevilla. Abría el cartel Morante de la Puebla, sevillanía enfrascada en fucsia y azabache. Verle hacer el paseíllo ya vale el precio de la entrada. Le acompañaron El Juli (negro y oro), triunfador de 2010 y José María Manzanares (berenjena y oro), el novio de la Maestranza.

Los toros, si es que se le puede dar tal rango a la vacada que saltó al ruedo, de Daniel Ruiz. Bonitos pero descastados, mansos, anovillados y de escaso trapío. Lo normal en esta plaza. Es una lástima que en una plaza con tanto gusto, tanto conocimiento y tanto respeto se lidien estas reses año tras año.

Un emotivo minuto silencio, en homenaje al malogrado Juan Pedro Domecq, hacían de prólogo. 
Morante miraba al cielo y se adivinaban sus pensamientos. El morantismo empujaba para que el cielo no descargara porque, de ser así, sabíamos que la indolencia del diestro brotaría de manera proporcional. Primeros lances y Morante levantó el primer rugido con una verónica pero el toró silenció de nuevo la plaza con un enganchón. Entonces comenzó a diluviar y el eterno silencio de la Maestranza se rompió entre susurros del gentío que sacaba los paraguas. Morante aprovechó el revuelo y la confusión para abreviar una faena sin historia. No sé si tenía más ganas de terminar él o los aficionados para resguardarse del chaparrón.

El grueso de la grada quedó huérfana. Los más valientes aguantamos y vimos como El Juli se enfrentaba a una auténtica alimaña. Bonito quite por chicuelinas, muy templaditas y de manos muy bajas. En la faena de muleta lo intentó pero poco que rascar. El toro complicado pero eché en falta al Juli poderoso que veríamos posteriormente. La lluvia amainó y el diestro estoqueó a la prenda con facilidad.

La gente que había huído despavorida volvió para ver a su torero. Pero Manzanares sigue sin ser el de otros años. El toro tenía más condición que sus hermanos y en el último tercio Jose Mari cumplió, le bastó con su estética figura para hacer una faena aseadita, sin cruzarse un ápice. Hubo algún muletazo suelto pero demasiado poco para un torero de su nivel. Comienza a recordar a su padre echando la patita atrás. Estoconazo marca de la casa para terminar. Esa habilidad la mantiene intacta. Grandes pares de banderillas de Juan José Trujillo, para mí el mejor del escalafón en este arte.
Lo más torero de la tarde vino con este toro pero no fue Manzanares el artífice. Morante hizo un quite, sacó el manual de la verónica y los cimientos de la plaza crujieron con los olés. Sólo fueron dos verónicas y la media con que remató. ¡Pero que verónicas! Tras esta obra de arte el genio se metió en la lámpara y hasta otro día, que llueve y no apetece.

En el cuarto el sevillano dejó algún detalle más pero ni el toro era para faena ni el torero tenía ganas. Bonitas chicuelinas para abrir boca. El inicio de la faena de muleta, a pies juntos, prometía pero Morante había decidido que ya había emocionado suficiente con el quite al tercero de la tarde. Así es Morante, bipolar. Un par de derechazos muy pictóricos, con la cintura, en el último tercio fue su bagaje. Nada más. Fue despedido con bronca, una más en su currículum.

No hay quinto malo dicen. No fue malo el castaño de Daniel Ruiz pero pareció mejor en las manos de El Juli. Tras el tercio de varas pensamos que este ejemplar también se iba sin torear pero la muleta de El Juli pesa mucho. Tras un par de tandas de tanteo, Julián, de mente prodigiosa, entendió perfectamente lo que tenía que hacer. Dio distancia al toro y a base de riñones lo metió en el canasto. Lo citaba de lejos para aprovechar la embestida del animal y cuajó una faena rotunda. Dos tandas por el pitón derecho arrastrando la franela por el albero. La segunda de ellas, rematada con un gran cambio de mano seguido de un natural, volteó la tarde y la banda comenzó a tocar por primera y única vez. Se echó la muleta a la izquierda y cuajó otra gran tanda. Todas ellas de largos muletazos y muy por abajo. La parroquia entregada, quizá demasiado. Faena de peso, sin alardes pero muy profesional, como siempre. Mató muy fácil, también como siempre. Quizá fueron excesivas las dos orejas pero si alguien merece el exceso ese es El Juli, un torero al que se le suele negar el pan y la sal de manera injusta. Yo pedí sólo una oreja pero no me molestó la concesión de la segunda, por todas las que le han quitado en Madrid.

El sexto fue parecido al quinto. En la presentación y en el juego que dio. La diferencia fueron las manos que mecieron la embestida del astado. Manzanares, muy fuera de cacho no consiguió la ligazón ni la transmisión que había alcanzado Julián con el quinto. El toro tenía un defecto, tras el segundo muletazo de la serie, se salía de la muleta y Manzanares no supo corregir al animal. Hasta en tres ocasiones le pasó. Lo hizo todo por la derecha y cuando se la echó a la izquierda el toro no podía ni moverse. Aún así insistió en dar pases sin ton ni son. Alargó la faena hasta el punto de hacerla pesada. Alguien debería recordar a Manzanares que torear no es pegar pases y él solía torear mucho y bien en esta plaza. Esperemos que recupere el sitio y el empaque para próximas citas y deje de dar pases al hilo del pitón porque con Manzanares estamos perdiendo a otra de las pocas figuras que nos quedan en tiempos difíciles para la tauromaquia.

Se suele decir que tarde de expectación, tarde de decepción. El saber hacer de El Juli y las verónicas de Morante hicieron que la decepción fuera menor. Así que lo dejaremos en tarde de expectación, tarde de chaparrón.

Morante de la Puebla (despedido con bronca)
El Juli (saludos y dos orejas)
José María Manzanares (palmas y palmas)

Vídeos adjuntos:
Faena Juli
Quite Morante

jueves, 14 de abril de 2011

Regreso al futuro VII

Noche primaveral, miércoles de Champions. Dan las 20.45 y Raúl mira el cian del cielo de Gelsenkirchen concentrado y sabedor de lo que iba a suceder en el verde. Hacía muchos años que Raúl no veía anochecer en un terreno de juego compitiendo por el cetro europeo.

Con medio ojo en el partido del Madrid y un ojo y medio en el ordenador comienzo a vislumbrar que esta noche también voy a saltar del sofá. Raúl engancha un cabezazo que pone en dificultades a Julio César. Poco después, al borde del descanso, Jurado recibe en la medular y a Raúl se le enciende el radar. Detecta un pasillo entre los defensas y se decide a embocarlo, la defensa se abrió como las aguas al paso de Moisés con su bastón. Recibe y define como hiciera hace 11 años en la final de París ante Cañizares, aquella tarde en la que el Madrid conquistó su octava copa de Europa. El partido no tenía mucho interés porque la eliminatoria estaba resuelta, gracias a otra lección del 7 en Milan. Aún así la ambición de Raúl es insaciable. En la segunda parte, con 1-1 en el tanteo, el líder del equipo minero recibió en tres cuartos de cancha y dio un pase magistral por encima de la defensa, la famosa cuchara de Raúl. Howedes se quedó solo, marcó y se giró para señalar con el índice a su führer como muestra de agradecimiento.

Concluyó el partido y la eliminatoria. El Schalke ha eliminado al actual campeón de Europa, quién lo diría. Raúl hizo una muesca más en su revólver y dos de esas muescas llevan el nombre de su próximo rival, el Manchester, al que el 7 de Europa ya eliminó en dos ocasiones. En la ciudad de los Gallagher estarán poniendo las barbas a remojar por lo que pueda pasar.

Curiosamente, en el Manchester milita Michael Owen. Este tímido muchacho -con talento pero carente de carisma, liderazgo y raza para ser un grande- fue el que arrebató a Raúl el más injusto balón de oro de la historia de este deporte. Fue el más clamoroso de los tres balones de oro que robaron a Raúl. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Owen no ha jugado en todo el año y es casi un exfutbolista a sus 31 años, dos menos que Raúl. Todos los delanteros de su hornada están en segundo plano o retirados por pesar más de 100 kilos. Ellos se llevaron los galardones pero el botín de Raúl es mucho mayor que un trozo de metal que pones en una vitrina. Ninguno de ellos podrá sentir lo que sintió ayer el 7. Terminado el partido, los jugadores fueron a la curva del estadio en la que se encontraban los más fervorosos aficionados mineros. Los jugadores se pusieron en fila y los fieles reclamaron la presencia de su führer en la grada. Neuer, el capitán, dio permiso al auténtico capitán para dirigirse a ellos y cuando se encaminaba hacia allá, el que portaba el micrófono espetó a sus camaradas: "Siéntense, agáchense, va a hablar el Dios Raúl". Raúl se sintió como un juvenil. Parece liberado, ha recuperado la sonrisa y el descaro de sus comienzos.

Raúl ya no es un Ferrari pero se subió a su viejo De Lorean y retrocedió 7 u 8 años en el tiempo, se remontó a primaveras en las que también le anochecía dando lecciones en el campo. Pero lo de anoche fue especial, diferente a aquellas tardes. En aquellos tiempos era el líder, ahora es mucho más que eso. Ha escrito la historia de este club con letras de oro, con oro de verdad, no esa chatarra de la que está hecha el balón de oro. El Schalke alcanza las semifinales de la Copa de Europa por primera vez en su historia y todo gracias a su führer, ese al que todos habían menospreciado y enterrado.


En dos semanas las semifinales. Todo el mundo hablará del Madrid-Barsa, de Cristiano, de Messi, de Mourinho, de Guardiola, de Ferguson, el Manchester...pero cuidado que Marty McFly anda suelto con su De Lorean.

To be concluded

lunes, 14 de marzo de 2011

El curioso caso de Sergio Canales

Sergio Canales aterrizó en Madrid el pasado verano con el aval de una gran temporada en Santander y un mejor europeo sub-19 con España. Comenzó la pretemporada muy fuerte, venía en forma del europeo y tal vez por eso destacaba sobre los demás, que acusaban las vacaciones estivales. Parecía que iba a ser de los fijos en la rotación de Mourinho. Pero estamos en marzo y la aportación ha brillado por su ausencia.

Las expectativas creadas sobre él eran y son desorbitantes. Sólo verle caminar despierta en nuestra memoria pasajes de la elegancia y la excelsa calidad de la mejor pierna izquierda de nuestro fútbol, la de José María Gutiérrez, Guti. Cuanto toca en corto, cuando controla, cuando otea el horizonte para trazar un cambio de orientación, cuando protege el balón con el cuerpo tocándolo únicamente con ese guante que llevan por pie izquierdo... La torería de ambos en el verde es idéntica.

Hasta ahí todo bien, lo malo es la cara B. Y hasta ahora parece que Canales también está desarrollando ese Mr Hyde que llevaba Guti en sus entrañas. Entre las muchas virtudes de Guti también había numerosos vicios. Vicios que le privaron de formar parte del olimpo de su generación. Estos vicios son muy reconocibles tanto por detractores como por devotos. Esa indolencia cuando no le apetecía jugar porque hacía frío o llovía, esa forma de calentar sin ganas cuando partía desde el banquillo, esa manera de borrarse de partidos importantes, esas autoexpulsiones que han hecho tanto daño al equipo blanco... y lo que no vemos en los entrenamientos. De Sergio se vislumbran varios de esos vicios, uno de ellos la desgana con la que se mueve por el campo cuando debería devorar el césped en los pocos minutos de los que goza. Parece que en los entrenamientos tampoco es de los que más trabaja, de ahí lo poco que está contando Mourinho con él.

Es como si Guti estuviera rejuveneciendo, emulando a Brad Pitt en "El curioso caso de Benjamin Button", y se ha convertido en Sergio Canales. Esperemos que Sergio sepa aprovechar la oportunidad que se le brinda y no se convierta en otro caso de talento malgastado como su alter ego. Sería muy triste que la historia se repitiera y Canales se convirtiera en otro torero artista, de esos que nos emocionan cuando están inspirados y nos irritan cuando se dejan el duende en casa. En sus botas y en las de Özil está el futuro del juego del Madrid en los próximos años. Tiene todo para triunfar: talento, juventud y el mejor entrenador del mundo. En sus manos está hacer historia o tener una carrera de luces y sombras como su antecesor. Yo tengo fe en que la sensación de deja vu no nos torture con este genio.

martes, 15 de febrero de 2011

El 7 de Europa

Tarde de Febrero, 20:45. La Champions, la de verdad, dio el pistoletazo de salida y todas las cámaras apuntaban al mejor jugador de la historia de esta competición. En Valencia sonaban tambores de guerra, ambiente hostil para recibir al peor de sus enemigos. Pitos, abucheos, ese grito que tan famoso se ha hecho en todos los campos, aunque esta vez no iba dedicado a Mourinho. Tal fue la hostilidad que plantearon al 7 que la megafonía del Valencia decidió que no sonara el himno de la Champions, el himno del Madrid de Raúl. Ese que él interpreta como nadie, mirando al tendido cual torero antes del momento de la verdad. Privaron al 7 de escuchar su himno pero a él no le importó, porque a él sólo le importa lo que sucede durante los 90 minutos con el balón en juego.

Emery planteó un partido intenso, con mucha presión. Apretaron mucho los valencianistas. El Schalke, con muy poco fútbol, no daba 2 pases seguidos. Algún balón largo para que Huntelaar la bajara a Raúl y poco más. El club español era amo y señor del partido y se adelantó en el marcador con toda justicia tras un gran gol de Soldado. Pero el Schalke daba sensación de peligro cada vez que colgaba un balón al área porque en cualquier rechace podría aparecer el más listo de la clase.

La segunda parte comenzó con los mejores minutos del Valencia pero Aduriz perdonó el 2-0. El Schalke estaba contra las cuerdas pero es en esos momentos cuando la sombra de Raúl se hace más y más alargada. Raúl nunca se rinde y menos aún en su competición fetiche, la competición del KO, la competición de los grandes. En un alarde de astucia se cruzó tirando un desmarque, recibió, orientó la pelotita hacia la pierna izquierda con más goles en la historia de la Champions y la cruzó al palo contario donde ni Guaita ni nadie puede llegar. 1-1 y un Schalke que parecía inofensivo inclina la eliminatoria a su favor para el partido de vuelta gracias a la experiencia, la raza y la calidad del E7ERNO 7 de Europa.

http://www.youtube.com/watch?v=_IOp8RxAP1E

domingo, 30 de enero de 2011

Alta Suciedad

¿Qué taaaaal bloguistas? Llevo algún tiempo sin escribir, por falta de tiempo y porque tampoco ha habido motivo para ello, en este mes, salvo balones de oro injustamente otorgados, una Copa del Rey un poco más interesante que años anteriores, el Barsa campeón de liga en Enero y mucho escándalo en la casa blanca fomentado por la prensa rosa del siglo XXI, la prensa deportiva. Las diferencias entre Mourinho y Valdano son más que evidentes y eso ha servido a los buitres que tenemos como periodistas para llenar periódicos y demasiadas horas de radio y televisión.

Los periódicos son política. El año pasado un diario que, antiguamente, se caracterizaba por tratar la información deportiva con cierta objetividad, cuyo director ha desprestigiado hasta convertirlo en "sálvame deluxe", dedicaba todas sus páginas a denigrar la figura de Pellegrini y ensalzar la de Benzema. Tocaba dorar la píldora a Florentino y poner a Pierdegrini a pies de los caballos, para cuando el ser superior decidiera echarle. A dicho director se le llenaba la boca hablando de la calidad del francés, el nuevo Ronaldo, lo que no decía es que parecía Ronaldo en sus últimos años en el Madrid, cuando ya se había comido a Falete. Este director es el mismo que tiene un blog en la web del periódico, en el que cada día cuelga un vídeo que roza la vergüenza ajena, en el que se cree José María García en tiempos de José María García. También es el mismo que ha denostado el prestigio de un premio que antes se daba a leyendas del deporte de la talla de Michael Jordan. Ahora, se lo da a leyendas del deporte como Ángel María Villar o el Rey Don Juan Carlos, al que respeto pero creo que lo merecería más José María Aznar por convertir el Pádel en el segundo deporte nacional.

Por otro lado, tenemos al otro diario deportivo de tirada nacional. Ése que todo varón que se precie empieza a leer por la contraportada, porque es la única página que contiene algo de interés. Ése que el año pasado se encargó de defender a Pellegrini y criticar a Benzema porque para eso son oposición. Este diario antisistema es propiedad del, antiguamente denominado, Imperio del Monopolio, Imperio con más ruina que el imperio romano en el siglo quinto. Ese imperio del que las ratas huyen, poco a poco, a medios más solventes, viendo la que se avecina. Esas ratas que ahora son monaguillos al servicio de la santa sede, a la que tanto vilipendiaban.

Este año la llegada de Mourinho ha hecho que la opinión de unos y otros respecto a Benzema haya cambiado radicalmente. Para el director del primer diario aquí retratado, Benzema es un gato que no tiene carácter para defender esa camiseta, ya no es el nuevo Ronaldo. Para el diario antisistema, por el contrario, Karim es el salvador del club y un superclase que no rinde por culpa de su entrenador, que le carga con mucha presión.

La credibilidad de ambos diarios es nula. En televisión y en radio más de lo mismo, porque son los mismos. Haciendo memoria, no me viene un solo nombre a la mente que merezca un ápice de credibilidad. Hace algunos meses había un periodista respetable, al que he admirado durante años por su criterio y amplio conocimiento polideportivo, pero en los últimos tiempos ha sido arrastrado por el sectarismo vigente, víctima de su propio ego. Este periodista solía ser objetivo, pero ha sido abducido por Valdano para su causa común y viene echándole un pulso a su director desde el año pasado. Fue el más firme defensor de Pellegrini cuando más lo criticaban desde las altas esferas del diario para el que escribe. Ahora defiende a ultranza a Benzema, hasta el punto de mentir. Mentiras como decir, en la radio para la que colabora, que Adebayor, en su mejor temporada, metió 20 goles entre todas las competiciones cuando metió 24 sólo en liga. Desconozco las razones de este señor para odiar tanto a Mourinho y Florentino pero han conseguido meterle en el tablero del juego que se traen unos y otros. Este periodista trabajó durante años en el famoso sanedrín de la emisora del Imperio y lleva otros cuantos escribiendo para el diario que regala premios leyenda a deportistas leyenda, como el Rey.

Estos periolistos han seguido el ejemplo de nuestra actual clase política y, como diría Calamaro, son títeres de la alta suciedad, basura de la alta suciedad.


http://www.youtube.com/watch?v=Af4853YJR3Q